Al tiempo que evolucionan los medios a través de los cuales se transmite la información, evoluciona también el hardware utilizado para su transmisión. Durante los últimos años, asistimos a una explosión de dispositivos móviles para los que no es necesario ningún elemento más que las manos. Es lo que se ha dado en llamar la revolución táctil. La aparición de la teconología que permite fabricar pantallas que se manejan con los dedos, junto a la movilidad que proporcionan los dispositivos que se fabrican, sobre todo por su ligereza, unido todo ello a la revolución de sistema operativos nuevos que deja en manos del usuario la configuración de su propio universo táctil ha creado nuevas formas de comunicación y desarrollado nuevos ámbitos de aplicación para los periodistas.
Los usuarios están asistiendo a una rápida alfabetización táctil casi al mismo tiempo que se extiende la alfabetización digital, verdadera barrera cultural hoy en día. Se ha pasado de complejos sistemas de comunicación, del teléfono móvil conocido como “ladrillo” de los años 80 a aparatos que apenas pesan cien gramos y se pueden usar con un dedo. El desarrollo de los sistemas de transmisión permite que lo que queremos comunicar como profesionales de la información llega al instante y a golpe de un dedo al receptor, lo que permite una gran inmediatez que provoca, a su vez, una profunda volatilidad de la información que transmite el profesional de la información. Es por ello que cambian las maneras en que informamos, ya que deben adaptarse a un entorno cambiante. Los dispositivos táctiles, desde el Ipad a las tablet que ya se comercializan a precios inferiores a los teléfonos móviles, ponen al alcance del usuario información en tiempo real y exigen del periodista una agilidad que puede ir en detrimento de la calidad de la información si no se cuida, al tiempo, la formación digital del periodista.
Este fenómeno es todavía emergente y ha sido poco estudiado, pero podemos convenir en que se está produciendo una revolución silenciosa de la que no podemos prever su final. Autores como Jean Baudrillard, filósofo y sociólogo francés, hablan ya de la Edad Eléctrica, de la que habla así: “La Electric Age pone fin a varios siglos de cultura visual, de división técnica, de individualismo y de nacionalismo, y nos reintroduce en la comunicación instantánea y en la relación tribal (que fue la de las culturas orales que precedieron a la imprenta)”. Se basa en la obra que Marshall McLuhan, Understanding Media, escrito en 1964.
La Edad Eléctrica ha irrumpido más que nunca en la palma de la mano.
Los periodistas deben responder al reto que supone la movilidad e inmediatez que exigen los nuevos medios de transmisión y recepción. Se puede enviar al instante texto y video para su consumo por el usuario, como decimos, en la palma de su mano. Por lo tanto es necesario que surjan nuevas formas de comunicación más ágiles que nos permitan ofrecer un producto apropiado.
En este sentido, la aparición de nuevos periféricos como las tabletas digitales o los smartphones han creado una nueva ola de consumo de la información. El Kindle y principalmente el iPad de Apple, cuyas ventas aumentan exponencialmente cada año, son dos dispositivos especialmente prácticos para el consumo de información por su sencillez de uso y la disponibilidad de miles de aplicaciones preparadas para ello. Desde las aplicaciones de diarios y otras publicaciones hasta los lectores de noticias RSS o las revistas para tablets, uno de los medios que más éxito parece haber obtenido en los últimos tiempos.
Kindle y iPad como estandartes de la revolución táctil
El Kindle, que apareció en el año 2007 (Wikipedia) de la mano del gigante de la distribución por Internet Amazon, apareció orientado principalmente al consumo de libros en formato digital (ebooks). Con el paso de los años, el lector de libros fue adquiriendo nuevas características como la conexión a Internet a través de 3G sin coste extra para el usuario, como las diferentes aplicaciones para descargar diarios. La versión más reciente, el Kindle Fire HD, es una tableta multimedia que permite, además de la lectura de ebooks, la reproducción de películas y música y la descarga de aplicaciones a través de la tienda. Basado en el sistema operativo Android, el nuevo Kindle permite la descarga de diarios y revistas en formato digital. En el siguiente vídeo se muestran las principales características del lector Kindle más avanzado en noviembre de 2012. (The Verge)
Por otro lado encontramos el iPad, de la compañía Apple. Un dispositivo táctil, al igual que el Kindle Fire HD, basado en el sistema operativo iOS y que a finales de 2012 presentó su nueva generación para hacer frente a los productos basados en Android como el mencionado Kindle HD. Se trata del iPad mini, una tableta algo de dimensiones más reducidas que las del modelo tradicional (de 9,7 pulgadas pasa a tener 7,9) y con un precio más ajustado. En el iPad, al igual que en el Kindle HD, se pueden descargar miles de aplicaciones, juegos, contenido multimedia y otras aplicaciones de productividad. El Quiosco de Apple, conocido en su versión original como “Newsstand”, es una aplicación creada para la descarga de revistas y periódicos, es uno de los principales éxitos de la tableta. Esta aplicación permite la suscripción de los usuarios a contenidos periodísticos de todo el mundo y su descarga sin apenas esfuerzo (Journalism.co.uk, 2012).
Desde su publicación, lanzada con la quinta versión del sistema operativo iOS, las revistas existentes con versión para la tableta de Apple experimentaron un importante crecimiento en usuarios y publicaciones como Popular Science+ obtuvieron el triple de suscriptores tras el lanzamiento de la aplicación. (FolioMag, 2012). Otros editores como Condé Nast vieron como sus sucriptores digitales crecieron un 268% en dos semanas y Future US afirma que tras el lanzamiento de la aplicación los suscriptores digitales han alcanzado el 40%.
Recientemente hemos visto un caso en el que el soporte trasciende y llega hasta el contenido. The silent history publicado por Ying Horowitz & Quinn es un e-book se puede adquirir en iTunes y es un ejemplo de esto, probablemente, una iniciativa que se convertirá en pionera de una nueva forma de leer. Esta iniciativa permite expandir el potencial a los e-books, combinándola con entregas periódicas, que tendrán un coste para el lector. Además, permite la geolocalización por GPS, activándose contenidos por cercanía con el lugar que aparece en la narración. Cada episodio se puede leer en unos diez minutos y se actualiza automáticamente en el iPad o iPhone, similar a la serialización de novelas tan típica de los folletines del siglo XIX, enlazando lo clásico con lo actual.
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